Vino en la noche
lasciva
sedienta de sangre
para abrir ia compuerta
que le libaría la vida...
dormida la encontró
culpable de no misma
vertiente de sinríos...
desangrada entre poemas
y risas de payasos locos
ahí estuvo, esperando
a que se rompiera la reja
y se le desbordara el alma
consumió la memoria
como abeja preñada de ayeres
llena de olvidos
y de atardeceres....
turbia de si misma
de magia
de ahoras...
y de amaneceres.
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