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miércoles, 30 de octubre de 2013

Te busco entre las flores
y los colibríes
detrás de las sombras
al frente de la ola triste

y sólo brilla un recuerdo
con arete en el lóbulo
izquierdo sin palabras
donde las mentiras planchan
sus arrugas negras.

viernes, 25 de octubre de 2013

Tristeza

  "...qué triste amar a un desconocido, sin piel ni palabras en las manos..."



La tristeza sabe a ocre de otoño
se encajona en el alma
succiona, larva la esencia
da pasos sin huellas.


La tristeza duele como río
en las venas empedradas
amordazada de silencio
sin respuestas.

La tristeza es amiga
convidada a la fiesta
de máscaras con flores
de mentiras inciertas.

La tristeza se aferra
a los sueños,
a las calles nubladas
a los besos sin tregua.



jueves, 24 de octubre de 2013

Espantapájaros - Oliverio Girondo





No se me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de soportarles
una nariz que sacaría el primer premio
en una exposición de zanahorias;
¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible

- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase,
tan locamente, de María Luisa.
¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?



 ¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo
y sus miradas de pronóstico reservado?
¡María Luisa era una verdadera pluma!
Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina,
volaba del comedor a la despensa.
Volando me preparaba el baño, la camisa.
Volando realizaba sus compras, sus quehaceres...
¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando,
de algún paseo por los alrededores!
Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado.
"¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos,
ya me abrazaba con sus piernas de pluma,
para llevarme, volando, a cualquier parte.
Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia
que nos aproximaba al paraíso;
durante horas enteras nos anidábamos en una nube,
como dos ángeles, y de repente,
en tirabuzón, en hoja muerta,
el aterrizaje forzoso de un espasmo.
¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera...,
aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas!
¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes...
la de pasarse las noches de un solo vuelo!
Después de conocer una mujer etérea,
¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?

¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre vivir con una vaca o con una mujer
que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo?
Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender
la seducción de una mujer pedestre,
y por más empeño que ponga en concebirlo,
no me es posible ni tan siquiera imaginar
que pueda hacerse el amor más que volando. 


  

                                 

domingo, 20 de octubre de 2013

Eras ese milagro

Eras ese milagro
que hacía florecer
el camino inhóspito
sembrado de olvidos,
eras la mirada lunada
rielando sobre la
  desvencijada ventana
de mi vida...



eras todo, la luz
la partitura de mil claves
Cronopio y Merlín
rearmando el corazón
devastado en tantas guerras
no iniciadas...

Eras lo Único

hasta el día del Mercurio
y las mil caras del destierro
  al veneno del olvido

la desverdad de mil lenguas
desvelos revelados
con la única verdad escondida
en la frialdad de esa mañana. 


jueves, 17 de octubre de 2013

Nada

Un golpe de frío,
de abandono,
de mentir
tras engañar,
de nunca fue.
De nada sirvió
el beso a beso
al alba,
no despertó
nunca existió.

sábado, 5 de octubre de 2013

...aparco mi corazón
en la palma de tu mano
ahí se aquieta y duerme...

jueves, 3 de octubre de 2013

El olvido perdió su inocencia


El olvido perdió su inocencia
afila sus garras la memoria
la marea del recuerdo
se alza amenazante
cerrando las libres flores
de tus ojos.

Entra sangrante
como luna de octubre
la muerte del amor
asesinando los rincones,
implacable y sórdida
a embarrar la huella
de los besos.

Volverá la noche de la soledad
a invadir los sueños,
a reinar sobre los muros
de mi tristeza
hasta que la noche caiga
y todo, una vez más,
se anegue de nada.