para reaprender el balbuceo de los sueños.
Más escucho al mundo
más amo tu silencio elocuente,
el eco de tus besos,
la ternura compartida en el destierro
y el roce de tu sueño
en nuestra almohada
blanca, de olas tristes.
¡Te amo!
Desconocido esperado,
¡ahí!
en la esquina
de la incordura
donde la Lógica
y el Sentido Común
suicidaron al aburrimiento
existencial.
.
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