Amanece mudo el verbo
y las palabras sin lengua
huele a sangre caliente
duelen los huesos del alma
la lágrima rompe el ayuno
engulle el resto de plata
que la luna olvidó en la huída.
Nada es la vianda del día
del caminante sin huellas
despiertan las sombras
que acechan desde el ventanal tapiado.
La cama languidece insomne
sin memoria ni palabras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario